Nos encanta la música, los ritmos tradicionales o innovadores, el estilo puro o las fusiones. La música envuelve el espacio por el que pisamos, sin ella parece más difícil dar los pasos.
Dan ritmo a la faena los trozos musicales;
combate la tristeza la suave melodía;
cuando preocupaciones asedian, habituales,
cantares apaciguan la mente, todavía.
La música es así, remedio de los males,
inagotable fuente a escanciar cada día;
sosiego de palacios, templanza de arrabales,
y placidez del alma, armonizante guía.
Marilina Rébora